LOS SENTIDOS

  Y   finalmente está el  sentido del olfato  o el olor,  este es el otro de los sentidos químicos junto con el del gusto; pero, a diferencia de éste que tiene 5 precisos receptores del gusto, el olfato tiene centenares de receptores olfativos. En el hombre, su capacidad se ha reducido en forma notable, pero aún se trata del sentido con vías neurológicas más rápidas y directas.

  S iguiendo,  nos encontramos con el  sentido del oído , también conocido como audición que es aquel que nos permite percibir las vibraciones del medio que oscilan entre 20 y 20.000 HZ. Este sentido es otra de las vías fundamentales de contacto con el entorno y con las demás personas y, pese a las limitaciones del oído humano en comparación con lo que observamos en otros animales, su abolición es un problema grave para la vida de relación.

  L uego tenemos el  sentido del gusto  o sabor que es aquel que se encarga de la distinción de los sabores que ingresan a nuestra boca a través de los alimentos que ingerimos.  Nuestra lengua consta de cuatro receptores del gusto (amargo, dulce, salado y ácido), aunque desde el siglo pasado se hablaba de un quinto que hace un par de años fue confirmado; se denomina lo denomina  umami  y que tiene la capacidad de distinguir el aminoácido glutamato que generalmente se encuentra en las carnes. En comparación con otros seres vivos, el sentido del gusto de los seres humanos se ha reducido, acaso como consecuencia del uso de la lengua con otros fines relevantes, de los cuales el más importante, por lejos, es la fonación, o sea, la capacidad para hablar y comunicarnos.

  E l  tacto  es otro de los sentidos, en el cual el órgano más extenso y pesado del organismo, esto es, la piel, interactúa con el mundo exterior. Gracias al tacto, además, reconocemos estímulos externos amistosos o perjudiciales, así como las variadas sensaciones c omo son desde una caricia hasta un traumatismo.

  E l  sentido de la vista  o visión es aquel que nos permite detectar la energía electromagnética gracias a la luz visible que entra a través del ojo, luego de esto se le envía una señal al cerebro para que así esa imagen pase a ser vista. En efecto, desde el punto de vista biológico, los ojos constituyen prácticamente una proyección externa del cerebro y acaso el principal punto de contacto de nuestra mente y conciencia con el exterior. Esto se ha reforzado aún más en la actual civilización audiovisual en la cual la imagen forma parte de la realidad cotidiana.